ESPIGANDO.
Entre toda la paja que hay en el mundo
es difícil hallar algunas espigas buenas;
pero hay que seguir espigando
después de una y de otra siega.
Hay que ser recio como el labrador
que todos los años hace su siembra,
sin saber cuantos de sus granos
germinarán para el día de la cosecha.
Los he visto totalmente encorvados
hasta llegar a ser parte de su tierra,
regando con sus sudores, una tras otra,
todas y cada una de sus siembras.
Quiero tener la tenacidad del labrador
y sembrar en el mundo mis poemas
y seguir desechando espigas malas
hasta encontrar algunas buenas...
¡No puede ser todo paja
cuando es buena la siembra!
Voy a soñar como el labrador en el surco,
dejando mis rimas en la sementera.
Enrique DE QUIROS
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