SAVIARKANDA


Saviarkanda es un País, pero lo mismo que Samarkanda y otros de iguales o parecidos nombres, no existen nada más que en la imaginación de gentes que “hartas” de los mundos en los que moraban, se inventó sus propios hábitats y en ellos se ubicaron hasta que sus dioses se lo permitan.

Es un País sin Flora y sin Fauna, pero que posee todas las flores que cada uno de sus moradores imagina y todos los animales que cada uno puede acariciar con sus manos, ansiosas de caricias. Sus moradores, Hadas y Gnomos, aunque también hay algunos Faunos, viven de sus fantasías, aunque es verdad que estas tienen las alas preparadas para muy cortos vuelos.
Pero es de ver como se afanan todos y todas en sus tareas, por que aunque Saviarkanda es un país de ensueño, en el que los trabajos los efectúan otras Hadas que, aunque no pertenecen a ese mundo, están en él, por lo que son como hadas Madrinas Así podemos ver a una, que como todas las Hadas no tiene nombre, bella entre las bellas, cuya única tarea es sonreír y levantar su mano izquierda, a modo de saludo, ¿o será bendición?, correspondiendo a quienes a ella se dirigen, Más allá otra, emulando a Penélope, teje y desteje una imaginaria medía que en ocasiones se quita y se pone en una de sus piernas, en una ensoñación que, tal vez, le recuerda alguna película.
Son muchas las Hadas y muchos los Gnomos, pero no deja de ser cierto que los movimientos de todas y de todos no son siempre los mismos; el ritmo es distinto, como si se guiarán por variados tonos musicales; y es que aunque allí todo es imaginario, también, en ocasiones, hay arpegios en el aire…Y como en todo País, aunque sea imaginado, existe el Gnomo cronista y fotógrafo, el cual, Cámara en ristre, va plasmando imágenes, que no por ilusorias dejan de ser vistas, ya que el foco de su máquina es tan digital como si fuera “real”. Este Gnomo es el retratista oficial y como tal figura en el Estado.
Pero hay otras Hadas y entre ellas una que, a modo de paloma mensajera, se mueve de un lado a otro con la ligereza alada de un sueño; su transitar es incesante hasta que llega al espacio de más mal humorada de las Hadas…y es que en Saviarkanda, como en cualquier otro País, imaginario o real, también existen Hadas que parecen “ogros”. Esta, que siempre está invocando a sus “dioses”, en cuanto siente la proximidad de la in alada paloma, le grita conminándola a alejarse, cosa que el Hada mensajera hace de inmediato, aunque solo sea momentáneamente, ya que a los pocos minutos sigue con su habitual itinerario. Y hay Hadas que cogidas de la mano, emprenden interminables paseos por imaginadas praderas, que no por imaginadas dejan de ser campos verdes, cubiertos de rojas amapolas y es que en Saviarkanda si algo no falta es imaginación.
Los Gnomos son menos imaginativos, pero no por ello dejan de participar en todo aquello que, real o irrealmente, ocurre a su alrededor y algunos hay que dejando de ser Gnomo se convierte, momentáneamente, en Fauno, persiguiendo con una imaginada fusta, sobre todo, a las Hadas Madrinas…pero nunca llega la “sangre al río”, por que en Saviarkanda por encima de todas las Hadas, incluidas las Madrinas, hay un Hada superior, que, como Reina de las Hadas, hace mover su Varita Mágica sobre todas y cada una de sus cabezas.
Yo os invito a todos los que me leáis a que en algún momento visitéis Saviarkanda y no os preocupéis si la Saviarkanda que os descrito os coge lejos de vuestros hogares; lugares como Saviarkanda existen en todas partes…y en todos esos “mundos” a las Hadas y a los Gnomos hay que verlos con el Corazón.




PANDERETAS EN SAVIARKANDA


Panderetas queriendo volar, sin alas
y con lentos movimientos;
son muy frágiles las manos
que las quieren lanzar al viento.
Son las panderetas, que en Navidad
con manos trémulas repiquetean las abuelas
mientras las corean, también, alguno de los abuelos.
Estamos en Saviarkanda, donde las cosas
suceden como si tratara de un sueño,
que un día, ya lejano, estas abuelas,
que hoy lloran, entre risas tuvieron.
A mi me entristeció su alegría
y no pude permanecer en silencio
y así, mientras ellas cantaban,
también elevé mi voz en un ¡lamento!
y las Abuelas, al creer que cantaba
con ellas, llorosas me sonrieron.



A MODO DE INVOCACION.
(Ecos de Saviarkanda)


Si Tú respondes de todo y de todos
dime que han hecho estos seres
para que los tengas así, lejanos,
en un estar dormidos permanente.
no solo has paralizados sus cuerpos,
si no que también has obnubilado sus mentes,
y si no los quieres en tu seno,
dime Tú, ahora, en donde los quieres.
No me parece nada justo y perdona
se te molesta que te increpe,
a no ser que hagas tuyo aquel adagio
de te hará sufrir quien bien te quiere.
No se si es una condena, pero si lo es,
te aseguro que no todos la merecen.



NO CONOZCO AL INGENIERO.
(Ecos de Saviarkanda)


Que mal hecho está el mundo
fuera quien fuera su ingeniero:
viven árboles viejos como jóvenes
y árboles jóvenes viven como viejos.
A los unos sin empezar a soñar,
les fueron parados sus tiempos
por un reloj inexorable que no
debe entender mucho de anhelos
mientras los otros siguen en la vida
cuando ya no les quedan sueños
¡Sombras que no tienen rumbo…!
Árboles jóvenes y árboles viejos
sin discriminar en un mundo
que, sin duda, hizo un mal ingeniero.



ECOS DE SAVIARKANDA.

(PESADILLA)

Es uno de esos sitios en los que
al entrar poco a poco vas notando
que si bien has entrado entero
te vas rompiendo en pedazos.
en ellos la vida no es bella
y se dibuja en sombríos trazos…
Es como si alguien quisiera mostrar
todo un desfile de harapos,
para decirnos que es un mundo negro
lo que ayer fue un mundo blanco.
Yo no quisiera tener que verlo
y sin embargo lo veo a diario.
Si no fuera porque me baño en un río
y me fundo en los verdes campos,
no se, la verdad, que sería de mi
ni donde estarían mis pedazos…
Quiero salir de esta pesadilla
y ya se de que modo lograrlo:
llenaré la vida de versos
que en sus surcos iré sembrando,
para cambiar los colores y hacer que lo
hoy negro, vuelva a ser como ayer, blanco.
saldré de esta pesadilla, no lo dudéis,
y uno, a uno, recompondré mis pedazos.




ECOS DE SAVIARKANDA.

SOMBRA…

Hay una sombra que siempre está en mí
y me duele en lo más hondo de mi ser.
Que durante el día…y en la noche
me perturba y me hace estremecer.
es tan grande como pertinaz
y tan negra como negra es la pez;
yo quisiera apartarla de mí
y para ello lucho una y otra vez
poniendo en el empeño todas mis
fuerzas, pero es grande mi pequeñez…
¡¡¡Quien es sombra en esa sombra!!!
Estuvo “viva” y me dio vida alguna vez

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