UNA NUBE NEGRA.
(A mi mujer, en su mundo.)
Tengo en el alma como una nube negra
que no me deja vivir con sosiego,
es la nube que me trajo tu ausencia
preñada de dolores y de presagios negros,
que me cubren de "negritud"
desde hace ya mucho, mucho tiempo.
Aquel día se me nubló el sol
y todo en mí se cubrió de invierno,
Sin pájaros ni flores, con arideces
tan secas como arenas del desierto.
La verdad es que no se que hacer
y ni tan siquiera con mi lucha acierto.
Cada día me afano, me busco en mí mismo
y para encontrarme me valgo de mis sueños.
Ese debe de ser el camino y para seguirlo
enterraré mi negritud bajo un manojo de versos
que buscaré en los surcos de la tierra
para en cada hora de cada día ir escribiéndolos.
Me olvidaré de las nubes negras,
y cada vez más me aferraré a mis sueños,
que volando en alas de una ilusión
harán de mi un hombre ilusionadamente nuevo.
Enrique DE QUIRÓS.
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