COMO LA YEDRA...
Yo quise besarte en los ojos
pero tú me brindaste tus labios
y una corriente de fuego quemó
mi sangre, movilizando mis brazos
que se aferraron a tu cuerpo
como la yedra se aferra al árbol.
Fue como un despertar jubiloso
de mis dedos y de mis manos
buscando rincones de tu cuerpo
largo tiempo por mi deseados...
¡Y juntos ardieron nuestros cuerpos
fundidos en un interminable abrazo.
Enrique DE QUIROS. Foto Propia.
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