ANSIEDADES ONÍRICAS
Mis dedos como patines en tu carne
trazan surcos sutiles
y se aferran a tus pechos
como a su presa se aferran los mastines.
Déjame permanecer en tu lecho,
en el y a tu lado mis carnes reviven
y aunque seas tan solo un sueño
deja que sobre ti me deslice.
Enrique DE QUIROS
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