ALEJANDRO, MI NIETO.
Yo no quiero, mi niño, que tu llores
ni tan siquiera cuando el abuelo se vaya,
es entonces cuando debes ser fuerte
y en un cajón guardar tus lágrimas,
porque habrás aprendido de su vida
que nada en ella permanece y todo pasa.
Deberás coger lo que en ti ha dejado,
al sembrarse en ti con toda su alma,
porque mientras ha estado contigo
ha ido, grano a grano y palabra a palabra
dejando en ti una simiente de frutos
que serán tu cosecha en el mañana.
No llores mi niño, ahora,
ni tampoco cuando me vaya.
Enrique DE QUIROS. Foto propia.
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