MI AÑORADA ENCINA
En aquel camino tan andado
se levanta solitaria la mole de una encina,
de tanto verme sentado a su sombra
ya me habla como si fuera mi amiga:
Me cuenta que en el mismo sitio que yo
otros desheredados se cobijan
y sus almas, cuando se van, van más ligeras
ya que a su sombra dejaron sus heridas.
Si supieran de este milagro, tantos solitarios
que pululan como muertos en vida,
seguro estoy de que no estaría tan sola
mi solitaria y siempre verde encina.
Enrique DE QUIRÓS.
Nunca he gozado más, que bebiendo agua del botíjo que colgaba de la encina cerca de la casa de Blancares. este poema y su bella imagen, me han hecho rememorar momentos muy bonitos para mi: También dejé en su sombra algunas heridas.
ResponderEliminarBeber en botijo, sobre todo cuando este cuelga de una encina o de un lugar cualquiera en el, es uno de tantos "goces" lamentablemente olvidados... Celebro coincidir contigo también en esto...y ya sabes, ¡compañero!, en donde estoy. Un abrazo
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