CLAMORES.
Hay una voz en el aíre y aunque llore,
es como si clamara en un desierto...
Es la voz del hambre, de la pobreza,
de quienes sienten que el frío
poco a poco va limando sus cuerpos.
Y esa voz, que no es una sola voz,
es la de un derrotado ejército
que no tiene armas y carece de sustento,
por la que nada se quiere hacer
por mucho que sea su descontento.
Suspirando por un mundo mejor,
tanto por fuera como por dentro.
Hay muchas voces en el aíre
que aunque lloren, se perderán en un desierto,
en el desahucio, en la incomprensión...
de pudrirse en su pobreza, mientras otros
alardean de sus enriquecimientos.
El mundo podría ser mejor, mucho mejor,
pero ellos tendrían que orillar su orgullo
y su prepotencia no está por esto,
prefieren ignorar la pobreza, a la que pisan,
para sobre sus miserias seguir viviendo.
Enrique DE QUIRÓS. FOTO PROPIA.
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