...Y ERA UN VOLCÁN
Tuve la osadía de asomarme a su interior
y había tanto fuego dentro
que se pusieron a arder mis sentidos
y sus llamas prendieron en mi cuerpo.
Y el caso es que no sentía dolor,
ni tampoco remordimiento
que yo quería quemarme del todo
si conmigo ardía también tu cuerpo.
Y es que en aquel volcán las llamas
eran de amor, aunque parecieran de fuego...
Y las llamas, aquellas llamas
crepitaban en mi pensamiento...
que quería llegar hasta ti
y arder los dos en el mismo fuego.
Enrique DE QUIROS.
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