INCENDIO
Cuando mis dedos rozan tu carne
se abre en mil trozos el cielo
para posar sus llamas en ti
y llenar mis manos de fuego.
Fuego que contagio a tu carne,
cuando beso tras beso
voy dejando que mis labios
se deslicen por tus pechos...
Y es tal el ardor que de ellos nace
que no hay modo de apagar tan ardiente incendio.
Enrique DE QUIROS.
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